SALUD

¿A LAS MUJERES LES CUESTA MÁS PERDER PESO QUE A LOS HOMBRES?

¿¡Pero, por qué!?

¿Te ha pasado que has seguido al pie de la letra una muy recomendada dieta durante toda la semana y cuando llega el momento de subirte a la pesa en lugar de alegría lo que te invade es una gran decepción?

El número que ves no es el que esperabas. Sientes una mezcla de frustración, injusticia e irritación.

Todo eso se multiplica si eres mujer y has estado a régimen junto con un hombre y él pierde más peso que tú.

Es una queja conocida: «él sólo tiene que dejar de comer pan y adelgaza, mientras que yo…».

¿Será cierto que a los hombres realmente les resulta más fácil perder peso que a las mujeres? ¿ Y que, por ende, los planes de pérdida de peso deberían adecuarse dependiendo del género?

Las respuestas pueden ser más complicadas de lo que piensas…

El año pasado, una investigación hizo que muchos (y sobre todo muchas) exclamaran: «¡Lo sabía!»

La Universidad de Copenhague, junto con otras 8 instituciones de investigación, se embarcó en un estudio que puso a 2.500 personas pre-diabéticas y con sobrepeso en una estricta dieta controlada de calorías durante 8 semanas.
¿El resultado? En promedio, los hombres perdieron 11,8 kg, mientras que las mujeres «solo» bajaron 10,2 kg.

Finalmente, había evidencia de que a los hombres les resulta más fácil perder peso que a las mujeres.

Sin embargo, las estadísticas no cuentan la historia completa.

«Fue decepcionante que los medios de comunicación se centraran en esa diferencia sin comprender bien las matemáticas», le dice a la BBC el profesor Ian Macdonald de la Universidad de Nottingham, quien participó en el estudio.

Enfocarse en las diferencias en el peso final fue, según él, «desafortunado».

¿La razón? Todos los participantes en el estudio recibieron la misma cantidad de alimentos (810 calorías) sin tener en cuenta que los hombres tenían un mayor déficit de energía.
En primer lugar, los hombres eran más grandes (pesaban en promedio 109 kg en comparación con los 96 kg de las mujeres), por lo que tenían más peso que perder.

Así que la diferencia en el resultado, «fue solo una consecuencia de la diferencia en el tamaño del cuerpo. Si hubiéramos tenido hombres más pequeños y mujeres más grandes, habría sido al revés», explica el profesor.

Esto no fue un descuido por parte de los científicos.

El plan de 8 semanas no era el foco principal de la investigación, sino el comienzo de otro estudio de 3 años.

«Los participantes tuvieron que perder el 8% del peso corporal en ese período de 8 semanas para ser reclutados en la dieta aleatoria y el período de mantenimiento de ejercicio durante los próximos 3 años, como parte de un estudio de prevención de diabetes», revela Macdonald.

También hubo informes de que los hombres perdieron peso «mejor» que las mujeres: su presión arterial y frecuencia cardíaca disminuyeron más y hubo diferencias en el nivel de la caída del colesterol.

Pero, aclara Macdonald, «Si bien hubo algunas diferencias estadísticas, en términos de relevancia clínica, no eran significativas. Ambos sexos experimentaron beneficios de la pérdida de peso».

¿Entonces no hay diferencia?

Sin embargo, el profesor admite que hay diferencias en la pérdida de peso entre hombres y mujeres.

«Para el mismo índice de masa corporal, los hombres tenderán a tener más masa libre de grasa (músculo) y una masa de grasa menor. Eso se debe al efecto de las hormonas sexuales en la masa de grasa corporal, así como a la distribución de grasa».

Debido a eso, «las mujeres generalmente encuentran un poco más difícil perder peso», según el doctor Tom Little, especialista en nutrición y fundador de Colour-Fit.

«Los hombres tienen más testosterona y están genéticamente diseñados para tener un mayor porcentaje de músculo y menos grasa. La masa muscular tiene un metabolismo más alto que la grasa y, por lo tanto, cuanto más músculo tengas, más calorías puedes quemar, incluso cuando no haces ejercicio», apunta.
«Sin embargo, la mayoría de los estudios muestran que si bien los hombres inicialmente pierden peso más rápido, las diferencias se compensan con el tiempo».
Entonces, ¿hay dietas más
adecuadas para hombres o mujeres?

Este verano boreal, una nueva investigación de la Universidad de Iowa -tan nueva que, de hecho, aún no se ha publicado oficialmente («hasta ahora, la hemos presentado solo en reuniones científicas», explica el investigador principal, el Dr. E Dale Abel)- examinó si los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de tener éxito en la popular dieta cetogénica.

La dieta cetogénica (o dieta keto, en su forma abreviada) es un plan de alimentación bajo en carbohidratos y rico en grasas.
El estudio se realizó por casualidad.

Estaban investigando el impacto de la dieta cetogénica como tratamiento para la insuficiencia cardíaca. Notaron que los ratones machos en la dieta perdieron peso, pero las hembras lo ganaron.

«Notamos que esa discrepancia era realmente pronunciada entre machos y hembras en la dieta cetogénica; pensamos ‘¡guau, qué drástico!’, por lo que la siguiente pregunta fue si eso era reproducible», explica Jesse Cochran, el investigador líder.

«Todas las veces fue igual: los ratones machos perdían peso, las hembras, lo ganaban».
Para averiguar si las
diferencias se debían a las hormonas sexuales, estudiaron ratones hembras a quienes les habían extirpado los ovarios para imitar un estado posmenopáusico. Descubrieron que aunque aumentaban de peso (debido a la deficiencia de estrógenos), la dieta keto no lo exacerbaba.

¡Advertencia!
A pesar de todo, los científicos universitarios advierten que, en primer lugar, aunque los ratones perdieron músculo y grasa, eso podría deberse a que la versión de esa dieta para ratones está restringida en proteínas (lo que es necesario para que los ratones en esta dieta produzcan cetonas).

A diferencia de ellos, los humanos continúan comiendo proteínas en la dieta cetogénica, por lo que podría no causar pérdida muscular.

Abel y el equipo ya han recibido atención de los medios sobre el estudio, tras presentarlo en reuniones científicas.

«Recibí muchas anécdotas de mujeres o de sus proveedores de atención médica que decían: ‘Tiene sentido, siempre me pregunté por qué (no funcionó para mí)'», cuenta.

«No obstante quiero advertir en letras grandes que un ratón no es una persona. Nos pueden dar una idea, y ciertamente estamos explorando ideas moleculares y otras hormonas que podrían ayudarnos a comprender la diferencia entre hombres y mujeres.
«Lo que es clave es que, si se hacen ensayos en humanos, se debería investigar cuidadosamente para determinar si hay diferencias en el efecto de esas dietas debido al género», agrega.

Una razón por la cual aún no tenemos una respuesta clara sobre si algunas dietas son más adecuadas para cada género es que la ciencia en general ha sido hecha a la medida de sólo uno de ellos.

«En medicina en general, mucho de lo que hacemos en la práctica está basado en estudios realizados en hombres. Cada vez hay más conciencia de que ello, por eso creo que una observación como la que hizo Jesse es crucial, ya que destaca que existen diferencias fundamentales en la biología», explica Abel.

¿Deberías elegir una dieta basándote en el género?

La respuesta es: No. Al menos hasta que haya más investigación que aclare bien las cosas.

Sin embargo, Rick Miller, el dietista principal del Hospital King Edward VII de Londres, explica que hay algunas consideraciones que puedes tener en cuenta.
«Los planes basados en el sexo pueden ofrecer cierta personalización en torno a las opciones de ejercicio o variaciones que pueden adaptarse mejor a hombres o mujeres.

«Pero en términos de nutrición, los requisitos generales de proteínas, carbohidratos y grasas se basan en la composición corporal (proporciones de masa grasa a masa magra). Por lo tanto, un hombre y una mujer de las mismas proporciones tendrán necesidades similares de calorías y nutrientes por día.

«Cuando se trata de micronutrientes (vitaminas y minerales), existen algunas diferencias entre hombres y mujeres. Por ejemplo, la menstruación aumenta las necesidades de hierro de una mujer debido a la pérdida de sangre».

«La clave del éxito de cualquier plan de nutrición es la personalización del estilo de vida, el historial médico y los objetivos».

Así que…
Si bien (todavía) no tenemos respuestas definitivas a las preguntas planteadas, los expertos con los que hablamos tienen algunos consejos para las personas que hacen dieta, independientemente del género.

Todos están de acuerdo en que, en lugar de embarcarse en una dieta muy restrictiva, es mejor optar por el enfoque «lento y constante»: realizar cambios en la alimentación saludable que sean sostenibles a largo plazo.

«Pregúntate: ‘¿puedo mantener este cambio de por vida?’. Si la respuesta es ‘no’, es posible que deberías ser un poco más indulgente y ver qué otra cosa podrías intercambiar. Eso evita que tomes decisiones drásticas que no podrás mantener.

La idea, señala Millar, es que «no se sienta como una ‘dieta’ sino como que solo estás haciendo pequeños cambios».