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Patricio Cornejo habla sobre la dureza del COVID-19 luego de su recuperación en hospital de Guayaquil

La cama del hospital donde estaba acostado era una barcaza y él navegaba enfrentando una fuerte tormenta. Ese fue el primer sueño que tuvo Patricio Cornejo luego de un mes sin poder dormir.

Cornejo, de 61 años y con más de tres décadas ejerciendo el periodismo deportivo, sobrevivió a los embates del coronavirus. Fueron 29 días los que estuvo ingresado en el hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS, en el sur de Guayaquil.

Ya recuperado del virus y horas después de haber retomado sus actividades diarias, Cornejo conversó con este Diario sobre aquellos días difíciles.

Estamos obligados a tener un teléfono a mano y decir ‘doctor ¿qué hago?”, expresó Cornejo.

Y lamentó esperar hasta que su cuadro se complique para ir a un hospital para tratarse.

En medio de esta época de tanto conocimiento en el internet, -quizás uno embebido en sus actividades- me faltó asesorarme”, refirió Cornejo.

Y contó que las primeras horas en el hospital fueron cruciales, pues los doctores hacían todo lo posible por no intubarlo. Lo socorrían con oxígeno y otros medicamentos.

“Sí fue preocupante porque solo incorporarme ya me hacía sentir que me faltaba el aire y eso que tenía oxígeno puesto, y había momentos en que yo tenía que calmarme, porque notaba que pasaban los minutos y no volvía al proceso normal de como tenía el ritmo para respirar, no podía volver, seguía agitado, no podía respirar (normalmente)”, narró.

Eran 17 camas en ese espacio y contó que, a veces, era la única persona viva que quedaba de los que ingresaban a esta área.

“Me acuerdo que tenía a una señora a mi izquierda, yo vi porque me tocaba ver todo, ahí tratando de aprender, de como es la técnica, ver a los médicos como establecieron durante tres o cuatro horas poner todas las sustancias que había que ponerles, una encima de otra, y tenían mucha paciencia…ahí la dejaron a la señora 6 o 7 días así, y un día llegó el famoso carromato, el de las personas que llevaban los cadáveres y era de metal gris, ahí ponían los cadáveres y cuando pregunto por la señora me dicen que no pudieron hacer nada, y eso que estaba encaminada (para mejorar su condición de salud)”, contó Cornejo.

Dijo que, cansado de recibir pinchazos y estar en la cama sin ver una rápida mejoría, consultó al doctor Carlos Mawyín si era posible intubarlo.

Y acá tienes un aparato para darte oxígeno enseguida. Tú estás despierto, y hasta me cuentas que ni duermes, Estás despierto a cada rato, si te estás ahogando, viene alguien a ponerte oxígeno extra.

Además una de sus fortalezas para luchar era saber que sus hijas y su esposa estaban pendientes de él.

“Cuando fui al hospital tuve que dejar a mi mujer que estaba como una verdadera Y: su marido en un lugar, y su madre pocos días después la tuvo que ingresar al hospital y ella pensando en perder a los dos. Esa clase de cosas sí hay que advertir, porque sin querer contagié a dos personas, eso me dejó muy mal e incluso sentimentalmente noté que la arriesgaba mucho a mi hija, que estaba todos los días allá, exponiéndose, eso sí, parecía médico porque estaba con la misma ropa de los médicos. Ha sido grandísimo el aporte de ellas y siempre me pondré a pensar de la devolución de moneda, yo las atendí muchísimo en sus enfermedades (a sus hijas) y ahora les tocó a ellas, devolver la moneda y hasta con creces”, contó Cornejo, emocionado.

Explicó que estuvo un mes sin dormir. “Estuve al borde del colapso mental y le pedí al médico una pastilla para dormir, y en el subconsciente tenía un enemigo que me decía que iba a ser un desastre (si se tomaba la pastilla), esa advertencia tuve y hasta dudé en tomármela”, manifestó.

Había salido de la cama, no sé como hice. Dicen que he saltado, caí con los pies en el piso y un doctor vio y dijo ‘yo lo vi volar al señor Cornejo’ (risas), entonces un terapista me agarró y me puso de nuevo en la cama, sabía que había dormido, no me acuerdo más pero dicen que me volví loco en la cama y me tuvieron que amarrar.

Contó que por ello, con los dientes lastimó la parte interna de su boca, mejilla y lengua, por lo que comer le resultaba doloroso.

Los primeros días en el hospital no le permitían hablar para que no se canse y se agite su respiración. Tenía muchos ángeles entre auxiliares, personas de otros lados que sabían que yo estaba ahí y me iban a visitar, ellos me traían detalles del fútbol, del básquet, del ciclismo, de todo me traían noticias y me alegraban, y ellos cumplieron con salvar un poco la moral”, manifestó Cornejo.

Una vez me estaban bañando y le dije a la enfermera ‘déjeme ver en el teléfono como estoy’…y ella me dijo ‘no se va a querer ver’…Cuando me vi era todo el pelo sucio, la dentadura llena de sarro, tuve que hacerme una limpieza, fue muy doloroso…en medio de todo eso, yo siempre estaba mentalizado en comer, nunca perdí el apetito y tenía la boca muy mal, comer para mi era un sacrificio, era dolorosísimo por todos lados”, contó.

Así como tengo a mi hija allá afuera de plantón, allá hay otras hijas, hijos (que iban a visitar a sus padres)”, expresó con la voz entrecortada.

“Ya cuando estaba sin oxígeno, subo a piso, mi primer día caminando, mis tendones estirados, las piernitas temblorosas, ya el segundo día dolía menos cuando hacen ejercicio, necesitaba movimiento esas piernas, totalmente sin actividad y me bañé, me cepillé los dientes tres veces al día, estuve ocho días en piso y mi boca mejoró notablemente”, comentó.

Cornejo explicó que uno de los momentos más emocionantes, en su proceso de recuperación, fue cuando recibió su celular y observó todos los mensajes de apoyo que le llegaron por parte de familiares, amigos y seguidores. Dijo que lloró durante varios minutos al leer las muestras de cariño.

En el hospital también recibió la noticia de que uno de sus equipos favoritos, el Ajax de Holanda, había obtenido el campeonato de ese país.

Cornejo ahora enfocará su vida en compartir más tiempo con sus padres, su esposa e hijas, en llevar una vida mucho más saludable y compartir su testimonio para que la ciudadanía concientice sobre la gravedad de la pandemia de COVID-19.

“Debo aceptar que por momentos me clavo demasiado en mis temas profesionales, periodista a tiempo completo sí pero, ¿y lo demás? Creo que es tiempo de hacer eso y dar testimonio, no a cualquiera se le da este regalo de la vida, quizás tenga por delante una misión por cumplir”, dijo.

La embarcación que navegó con valentía Cornejo superó la tormenta y atracó en buen puerto.