El Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) identificó cinco casos de la llamada “variante andina” del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, un hallazgo que preocupa a los científicos por las implicaciones que supone su presencia en medio del auge de la pandemia.
Esta variante ya fue reportada hace un par de semanas en Chile y Perú y, aunque las investigaciones sobre ella son preliminares, presenta algunos “rasgos que podrían ser preocupantes”, aseveró a EFE Patricio Rojas, director del Instituto de Microbiología de la USFQ.
Esta variante, explicó Rojas, ha sido nombrada como “C.37” o también “andina”, porque ha sido identificada de momento en esta área del mundo casi de forma exclusiva.
Preocupa porque es independiente, aunque tiene una mutación similar a las que presentan las variantes de California y de la India, añadió el científico.
Sin embargo, Rojas remarcó que este es un estudio aún preliminar que hay que profundizar con nuevas investigaciones en laboratorio, en un proceso que demanda tiempo y recursos.
También en el campo epidemiológico se necesitan estudios para observar cómo la variante se comporta y si genera un aumento en el número de contagios, agregó.
Incidencias de contagio descontrolado en nuevas variantes
Rojas aseguró que el contagio descontrolado por covid-19, como actualmente ocurre en Ecuador y en otras partes del mundo, es el caldo de cultivo para la aparición de nuevas variantes que, eventualmente, podrían desplazar a las mutaciones antiguas.
“Cuando hay muchas personas infectándose simultáneamente, el chance de que aparezcan variantes es más alto”, añadió el catedrático tras indicar que esta situación “nos pone en un ambiente de vulnerabilidad”, porque podrían aparecer variantes más resistentes.
Para él, “la vacunación hace una gran diferencia” para limitar las mutaciones y el ejemplo más evidente es el caso de Israel, que ha vacunado a la mayor parte de su población y ha frenado la transmisión del virus.
Medidas para contener la pandemia
“Ponerse bien la mascarilla y no quitarnos jamás en espacios cerrados”, así como “mejorar la ventilación” para renovar el aire, son las nuevas normas de bioseguridad, pero estas medias no forman parte de la comunicación pública actual, se lamentó Rojas.
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