Ecuador

«Carta de una Madre al Asesino de su Hijo: Un Clamor de Dolor y Justicia»

Carta de una madre

«Una madre ecuatoriana comparte su desgarradora carta a través del periodista Freddy Solórzano, en la que expresa el sufrimiento tras la pérdida de su hijo a manos de la violencia.»

En un conmovedor testimonio, una madre ecuatoriana, destrozada por el asesinato de su hijo, ha escrito una carta desgarradora que el periodista y cronista mantense Freddy Solórzano ha decidido compartir. La carta revela el profundo dolor y la búsqueda de justicia de una familia afectada por la violencia.

La madre, cuya identidad se mantiene en reserva por razones de seguridad, escribió una carta dirigida al asesino de su hijo, Diego. La misiva, llena de emoción y dolor, expresa el sufrimiento que ha experimentado desde el fatídico día en que su hijo fue asesinado.

   «Si te tuviera de frente, te escupiría en la cara. Miento, no quiero que mi saliva se ensucie. Te golpearía hasta que pierdas la conciencia. No te rías, asústate, nací en el campo y a mis 50 años todavía soy una mujer fuerte como un toro. Otra vez miento. He perdido la fuerza de pelear y vivir. Tú eres el culpable,» comienza la carta.

La madre continúa describiendo a su hijo Diego, de 25 años, quien tenía una vida plena y prometedora. «Se llamaba Diego, tenía 25 años, su comida favorita era el seco de gallina, era hincha de Barcelona, tomaba poco. Bailaba muy bien merengue y le gustaban las canciones de Vicente Fernández, dicen que cantaba igualito que él,» escribe, pintando un retrato vívido de su amado hijo.

Diego fue asesinado mientras conversaba con amigos del barrio, víctimas colaterales de un ataque perpetrado por sicarios. «Esa tarde apareciste con otro sicario en una moto y empezaste a disparar. Dicen que buscaban a uno, pero que a ustedes les valió madre todo, y atacaron sin mirar nada,» relata la madre.

El impacto del crimen ha sido devastador para la familia. «Cuando en el hospital me dijeron que mi Diego estaba muerto, yo me morí con él. Estoy muerta en vida gracias a ti,» confiesa la madre, quien ahora visita el cementerio tres veces por semana para llorar a su hijo.

La carta termina con un desgarrador sueño que tuvo la madre, en el que su hijo le pide que lo deje ir, pero ella no puede. «Voy a contarte lo que soñé anoche. Mi Diego estaba vestido de blanco y me dijo ‘mamá, ya déjame ir’, y yo le respondí que no. No estoy preparada. Entiéndeme: yo lo parí y lo vi crecer. No tengo más que decirte, espero que la vida y Dios se encarguen de cobrarte la cuenta,» finaliza la carta.

Reflexión:

Este testimonio no solo revela el dolor de una madre, sino que también pone de manifiesto la cruda realidad de la violencia en Ecuador y sus devastadoras consecuencias en las familias. La carta es un llamado a la conciencia y a la justicia, una súplica para que estos actos de violencia no queden impunes y para que otras familias no tengan que sufrir el mismo destino.

El periodista Freddy Solórzano, quien compartió la carta, insta a la sociedad a reflexionar sobre la violencia y a unirse en la búsqueda de un futuro más seguro y justo para todos.

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